La alegría
Hola de nuevo, estimados y alegres de seres de luz, estoy alegre de saber que seguís leyendo mis escritos, cosa que os agradezco de corazón; pero también estoy alegre por que progresivamente he ido desenmascarando en mi mismo esa alegría, que a veces se esconde en los recovecos de mi ser. Es por eso que hoy quiero transmitiros mi punto de vista sobre este tema.
Esta palabra procede del latín “alicer” o “alecris” que significa vivo o animado. Es un estado interior, fresco y luminoso, generador de bienestar general, de altos niveles de energía y de una poderosísima disposición. La alegría es un tipo de emoción que demuestra una acción constructiva pudiendo ser percibida en todo Ser, siendo así que quien la experimenta, la revela en su apariencia, lenguaje y actos. La tristeza sería la emoción contraria. También se puede definir como el estado de ánimo más confortable por el cual se puede pasar. Se simboliza con el color amarillo, También se compara la alegría con el optimismo o el placer, porque si hay alegría, hay también placer y optimismo.
Conocerse a uno mismo no es nada difícil y es elemental, no puede ser difícil ya que no necesitas aprender nada para saber quién eres, la clave está en desaprender algunas cosas que enmascaran nuestro auto conocimiento, he aquí 3 premisas.
La primera: desaprender que te importen las cosas.
La segunda: desaprender que te importen los pensamientos.
La tercera se da por sí sola: ser testigo.
Lo primero es empezar a observar las cosas. Por ejemplo, siéntate frente a un árbol y mantente observador, no pienses en él, no preguntes ni qué tipo de árbol es y ni tan solo juzgues si es bonito o feo, alto o bajo. No crees ondas de pensamientos alrededor de eso, solo observa el árbol. Vendrá seguro el pensamiento, es lo aprendido, en este caso hazlo a un lado, apártalo y sigue viendo lo que veías. Al principio cuesta un poco, pero con el tiempo empezarán a darse intervalos de pensamiento. Encontrarás que surge una tremenda alegría a partir de esta simple experiencia.
El segundo paso es más sutil ya que no será un ser tosco, en vez de observar un objeto, observaremos una fotografía. El mecanismo es el mismo, no hemos de poner la mente en ella, solo observar sin recordar nada de la misma, al igual que el árbol, la foto está ahí y entre tú y ambos hay un espacio, un intervalo vital en el cual surge la gran alegría.
La tercera y definitiva, cierra los ojos y observa cualquier pensamiento que pase por tu mente, pero sin pensar en el pensamiento, en tu pantalla mental surgirán luces, nubes, recuerdos etc. Solo limítate a observarlo sin pensar, inténtalo. Este tercer paso es más difícil que el anterior pq un pensamiento es más sutil que una foto y una foto más sutil que un árbol.
Sin embargo, si ha sucedido lo primero sucederá lo segundo y lo tercero, es cuestión de tiempo.
Pero aún podemos ir un poco más lejos, nuevamente será más difícil por qué esta vez nos dedicaremos a observar al observador, es decir, a nosotros mismos, estamos solos, sin pensar, ni juzgar, volviéndonos a nosotros mismos y siendo testigos. Llegará un momento en que sucederá, ha de suceder. No hay que preocuparse.
Cuando esto ocurra, por primera vez sabrás que es la alegría. No es algo que pueda suceder y pueda después irse. Eres tú en tu ser más auténtico, tu verdadero Yo, nunca desaparece ya que es eterno.
En resumen, has de desaprender cosas, pensamientos. Primero observa lo tosco, después observa lo sutil y más tarde observa lo que está más allá de lo tosco y lo sutil, se testigo!
Recibid un alegre abrazo de luz!
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