Estimados/as lectores/as, se ha hablado y escrito muchísimo sobre este fenómeno, ya desgraciadamente pandémico en nuestra sociedad actual, como creo que todo está prácticamente dicho sobre este tema, mi intención en este artículo es dar unas pinceladas muy simples sobre las causas y las consecuencias de la ansiedad, cómo podemos evitarla y cómo podemos combatirla.
Orígenes
Tanto la palabra ansiedad como angustia provienen de la raíz latina (anxius, angor) y por lo tanto etimológicamente siendo sinónimas, aluden a la sensación de opresión y de estrechez que se siente en nuestro Ser, la primera más a nivel psíquico y la segunda más en plano físico. La raíz griega significa “yo estrangulo”. No en vano, en el sentimiento indefinido de angustia, aparece como nota dominante, esa sensación de opresión que se refiere habitualmente a la región precordial.
La maravillosa etimología de las palabras, nos lleva siempre a las causas de sus propios significados, esa sensación de estrechez, de opresión por el camino angosto y de ahogo en dicha región próxima al corazón, queda detalladísima en las propias raíces de estas palabras, es por eso que es treméndamente necesario hurgar ahí, puesto que mi manera de pensar siempre va en la tendencia de sanar la causa, para sanar automáticamente la consecuencia.
Para la industria farmacéutica, el reconocimiento en la sociedad de dicha patología, ha sido y es una de las mayores fuentes de ingresos, un campo de mercado maravilloso solo dedicado a atajar las consecuencias, pero no las causas, de lo cual se deduce o que por parte de la farmacopea hay una ignorancia en desarrollar producto para erradicar causas, o realmente es que no les interesa para nada, puesto que se les acabaría el negocio. Ahí lo dejo y que cada uno piense lo que crea oportuno.
Causas
Con todo el respeto a los profesionales psiquiatras, psicólogos y terapeutas especialistas en este campo, me permito desarrollar, a mi modo de ver, las dos causas principales que nos llevan a estos desagradables estados de ansiedad o angustia.
Desde mi punto de vista, la primera causa es el no saber todavía vivir el presente, ya no digo el instante, nuestro sistema social creado por nosotros mismos, precisamente nos invita mucho a no disfrutar de los instantes, vivimos a primero de mes pensando en cómo vamos a finalizar el mes, en vez de vivir el día a día, la gran mayoría de nosotros tenemos la vida hipotecada, y eso nos aparta del presente, estos dos ejemplos y otros más, hacen que nuestras mentes por propia programación y entrenamiento, se escapen del divino instante del vivir, preocupándonos en vez de ocuparnos de nuestras causas. Así pues, el pensar en el futuro a modo de pre ocupación, nos puede crear y de hecho nos crea ansiedad, nos hacemos planteamientos de futuro, cuando realmente no existe y por lo tanto edificamos castillos sobre humo, sin consistencia alguna, y encima cuando las cosas no nos salen tal y cómo habíamos planteado, viene la depresión, tema del cual hablaremos en otra ocasión. Cómo vamos a estar pensando en el futuro, si no tenemos el presente en armonía?
La segunda causa es el cargar con situaciones que no nos pertenecen, por la vía emocional muchas veces se produce el chantaje, por la vía del miedo a lo que podría ocurrir si no cargamos con ciertas cosas, que no son de nuestra responsabilidad; por querer ayudar al prójimo descargándole de su mochila, vamos cargando la nuestra con sus responsabilidades, en vez de ayudarle en su independencia y autosuficiencia, en vez de enseñarle el camino y enseñarle a andar, muchos de nosotros andamos por los demás, queridos….eso no es ayudar, sino crear dependencia y con ello más angustia y ansiedad en nosotros, al estrechar el camino interno y angosto de nuestro corazón y dejamos al prójimo estancado en su evolución. Si a esta causa le sumamos la primera, ya nos podemos imaginar la bomba de relojería que estamos instalando progresivamente en nuestro Ser. Además, esta segunda causa tiene un peso energético mucho más potente que la primera, al recoger e integrar la energía del prójimo en nuestro ser, se produce una carga de responsabilidad en nuestro corazón, que por mucho amor incondicional que procese, descarga y deriva esa energía a nuestro Ego y con ello a todo nuestro sistema linfático, creando así patologías físicas, como acidez, reflujo, hernias de hiato, diarreas y a nivel de corazón, palpitaciones y arritmias.
Ante la ansiedad
Afortunadamente, a día de hoy ya tenemos integrada en nuestra sociedad la medicina alternativa, existe un abanico amplísimo de disciplinas paralelas a la típica y convencional medicina, tanto a nivel preventivo, como a nivel curativo, pero lastimosamente no están subvencionadas por Los Estados, la fitoterapia, las terapias florales, la naturopatía y en mucho grado también la homeopatía, así como las sanaciones energéticas, forman parte de la medicina curativa alternativa, las terapias de crecimiento personal, las disciplinas como el yoga y sus amplias ramas, la dietética y el cuidado de la actitud personal, son medicina preventiva, tanto unas como las otras tratan directamente las causas y no las consecuencias.
Mi lema es prevenir antes que curar, si es posible. Por lo tanto es muy importante subrayar que para combatir, pero sobre todo para evitar la ansiedad, lo primero es coger la tendencia de vivir el presente, es muy importante hacer un esfuerzo en este sentido, hacer un examen de consciencia y revisar que es lo que estoy haciendo adecuadamente o no, para la consecución de mis proyectos. Quizás la palabra proyecto nos lleve al futuro y pueda haber contradicción con lo expuesto antes, pero no. Proyectar no es vivir el futuro, sino crearlo desde nuestro presente, por mediación de trabajar las tenencias y no las carencias, con el fin de crear abundancia. Este mecanismo, queridos/as lectores/as, no crea ansiedad, crea paz y seguridad, ya que nos ocupamos de nuestro presente en vez de preocuparnos por el futuro.
Otro mecanismo de prevención ante la ansiedad, es no exigirnos más de lo que podemos cumplir, para ello necesitamos saber cuáles son nuestras capacidades y con ello, nuestros límites, es interesante también llegar nuestro límite, pero solo para trascenderlo y ampliarlo. Todo esto está muy ligado a la capacidad de implicación en todos los sentidos, no nos deberíamos implicar más allá de lo que sienta nuestro corazón, ni de nuestras capacidades y tampoco más allá de lo pactado con amor. Si nos sobre implicamos y nos extralimitamos, nunca nos sentiremos satisfechos sino mas angustiados o ansiosos, ya que los objetivos se convierten en utopías.
Mi última recomendación para evitar la ansiedad es, trascender la esperanza, no esperar nada a cambio nunca, evitar crearse expectativas lo máximo posible y por supuesto convertirte en la acción. Cuando somos capaces de convertirnos en la acción, ya no estamos a la espera de nada, porque después de una acción hay una reacción ineludiblemente, por lo tanto solo debemos aplicar esta ley universal indestructible, todo fluirá apaciblemente.
Estoy convencido de que estas pinceladas, tendrán su efecto en vuestras esencias, estas descritas desde mi percepción, desde mi experiencia como sujeto paciente que en su día padeció ansiedad, pero sobre todo están escritas desde el respeto a todos los terapeutas convencionales o no, alternativos a o no, los cuales por el bien de la humanidad, con el paso de los tiempos cada vez trabajan más en equipo.
Recibid un apacible saludo!
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