Presente-pasado-futuro
Una tríada excepcional usada por nuestra maravillosa mente,
fuente de etiquetas y conceptos, para definir a grandes rasgos los estadios del
tiempo. Un mecanismo muy oportuno para diferenciar y encasillar causas,
consecuencias, cambios, hechos, actitudes y situaciones a lo largo de nuestra
encarnación.
Dicha tripleta, no sólo goza de aspectos mentales para
definir o dar significado a los estadios temporales, sino que también se
alimenta de aspectos emocionales y físicos. Evidentemente la evolución
vibracional y perceptiva de dichos aspectos, como ya habréis leído en otros
posts, empieza en lo emocional, pasa por lo mental y acaba en lo físico.
Voy a centrar este escrito desde el punto de vista de la
percepción, es decir, cómo percibimos las etapas desde nuestro presente
integrando los tres aspectos antes citados.
Emocional-Mental-Físico (Aparición)
Desde el segundo mes de embarazo hasta la edad de siete años
se forma el Cuerpo Emocional, pasados los siete años y hasta los catorce es
cuando se forma el Cuerpo Mental y de ahí a los veintiuno el Físico en su
totalidad.
Siempre, el pasado lo percibimos de una forma mucho más
emocional que mental o física, sobre todo cuanto más retrocedemos en él, más
emocionales son los recuerdos.
Los recuerdos de la infancia, hasta aproximadamente la edad
de siete años, son los más emocionales debido a que es justo en esa etapa
cuando se está desarrollando el Cuerpo Emocional en el Ser, por lo tanto, es un
período muy delicado donde la emoción no debe ser reprimida en ningún caso.
Es cuando el Ser vive su "aquí y ahora", no
entiende de tiempos ni de argumentos, el niño/a quiere un caramelo ahora mismo
aunque no toque, la madre o padre se lo darán si lo creen conveniente, si toca
y si no, se enfadará pero no argumentará, pues bien, dejadlo que se enfade,
dejadlo que exprese su emoción, de lo contrario y reprimiendo, dicha emoción
quedará atrapada en el Ser y en el tiempo, causando problemas en otras etapas
posteriores de su experiencia de vida.
A más represión
emocional, mayor falta de percepción de nuestras emociones en estadios
posteriores del tiempo. Dicho de otra forma, desde lo que consideramos nuestro
presente, no somos capaces de percibir con suficiente claridad nuestras
emociones actuales debido a las reprimendas del pasado. A raíz de esto,
contemplamos nuestro pasado como una vivencia que no vivió su presente con la
expansión que se debería haber vivido, puesto que se la limitó con reprimendas.
Si a esto le añadimos, que con el paso del tiempo perdemos
percepción emocional debido al desarrollo de otros cuerpos como el mental o el
físico, los cuales son más densos y más perceptibles y a los cuales les damos
preferencia para la percepción de nuestra realidad, ocurre que no estamos
contemplando nuestra realidad al 100%. Con lo cual, nos falta un aspecto de
nuestra percepción, estamos incompletos y entonces es cuando nos damos cuenta
que aún tenemos emociones del pasado por liberar, luego emocionalmente seguimos
en el pasado estando en el presente, no ha pasado el tiempo sino los años.
Luego llegó nuestra etapa de los siete a los catorce años de
edad donde se formó nuestro Cuerpo Mental, a través de la escuela, de nuestros
padres y amistades, influenciados por el entorno, nos enseñaron números para
poder contar y letras para poder expresarnos, fórmulas de combinación e ideas
que fueron copando y anulando nuestra expresión emocional, había que aprender a
comportarse según los protocolos sociales del momento, llegando en alguna
ocasión a pensar: - ¿para qué tanta letra si luego no la puedo usar
ilimitadamente? -
Desde la pubertad hasta los veintiuno, un período donde se
forma el Cuerpo Físico por excelencia, lo mental ya quedó en entredicho y lo
emocional en un rincón. Todo ello debido a la prioridad evidente de los cambios
en el Cuerpo Físico a todos los niveles que llevaron consigo una gestión de
dolor llamada adolescencia, que nos puso frente a nosotros mismos para poner en
cuarentena todo lo aprendido hasta el momento y de repente crack!, saltó desde
su rincón el Cuerpo Emocional, que hacía de mediador entre lo mental y lo
físico y dijo: ¡me siento muy mal!, ¡Estoy hecho un lío!, entonces buscó ayuda
y apoyo para compartir su emoción y zas! Nos enamoramos perdidamente. A partir
de ese momento ya no hubo nada más importante, pero como guardábamos emociones
atrapadas de cuando éramos niños, tampoco nos pudimos liberar mucho, pero
bueno!, lo fuimos superando.
Si por el contrario, nos pudimos expandir lo suficiente en
nuestro pasado emocional, toda esta historia contada en párrafos anteriores
sería muy diferente, seríamos Seres completos en la actualidad, capaces de
gestionar y vivir las emociones para que no queden atrapadas y la perspectiva
de nuestro pasado y percepción de nuestro presente emocional sería completa y
maravillosa.
Lo mismo ocurre con la percepción de nuestro pasado mental,
los recuerdos son mayoritariamente de los conceptos arraigados en la educación
recibida sobre todo entre los catorce y veintiuno que es cuando más capacidad
de absorber información conceptual tenemos.
Los que fuimos capaces de poner en entredicho todo lo que se
nos contó para luego filtrarlo y reconsiderarlo a través de la experiencia sin
represalias, desde el respeto y la tolerancia, ahora en el presente somos los
que gozamos de la libertad de expresión y discernimiento con valentía, sin
miedos y con seguridad.
Sin embargo, los que nos quedamos y dimos por bueno todo lo
que se nos enseñó sin haberlo pasado por el filtro de la experimentación,
tenemos en la actualidad un problema de seguridad mental, de toma de decisiones
y de discernimiento y esto hace que sigamos anclados en el tiempo hasta que no
nos rebelemos, siendo mentalmente pasado y presente prácticamente lo mismo.
Otra cuestión no menos importante, es saber qué soy y no
quién soy, el quién es el intérprete de qué soy, es lo que pienso que soy, la
personalidad. Qué soy es mi propia esencia. Cuanto mejor y más sepa qué soy,
más auténtico seré, más autor de mis días seré y más dominio de mis actos
tendré.
Es de lógica pues, que si queremos evolucionar y mirar hacia
un futuro, es necesario que mantengamos siempre esta capacidad de filtrar y de
educar a nuestros hijos no en la igualdad, que nos ofrece desgraciadamente
nuestro sistema educativo, sino que en base a este sistema los eduquemos en la
diferencia, dándoles un plus de enseñanza en los aspectos emocionales, que
hasta ahora en muy pocas escuelas se está ofreciendo como enseñanza reglada.
Incentivemos pues la experimentación y las vivencias
compartiéndolo con nuestros descendientes, ellos son ahora el futuro y también
somos responsables de ello.
En cuanto a la percepción del Cuerpo Físico, si se nos ha
maltratado o menospreciado por raza, sexo o minusvalía, esto queda reflejado en
nuestro sistema emocional y mental y solo se puede superar perdonando y dando
ejemplo de superación y normalidad ante nuestra sociedad, con el objetivo de
erradicar esta falta de amor.
¡Un saludo antirrepresivo!
Sinoé Sácher.
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