Un bucle es un círculo cerrado de energía, que circula y orbita a nuestro alrededor, creado por nuestra mente subconsciente, o bien para que tome fuerza una idea o un hecho, o bien para liberar miedos, carencias, inapetencias y vicios. Lo más importante es que, tanto en un caso como en otro, está órbita acaba por influirnos positiva o negativamente dependiendo de los casos. Al ser una órbita energética, tiene un frecuencia vibratoria que atraerá, sin duda, a otros bucles cercanos que estén en la misma frecuencia, con lo cual estas ondas se alimentan unas a otras, aparte de retroalimentarse ella mismas, como una serpiente que se muerde su propia cola.
Bucles positivos
Cuando tenemos una idea, un proyecto o una realidad contrastada y no queremos compartirla o la queremos compartir muy limitadamente, ¡vaya a ser que si lo expandimos mucho, se estropee el tema!, ocurre que este bucle tiene una órbita muy cerrada y por lo tanto con más revoluciones y mucha más fuerza de vibración, atrayendo a otros bucles similares del espacio y reforzando la energía.
Pero hay que tener cuidado. Si realmente lo hacemos por miedo a que se nos escape la energía, entonces le estamos insuflando miedo a ese bucle y ya su vibración estará contaminada, atrayendo otros miedos. Si por el contrario, lo hacemos con el propósito energético de la toma de fuerza de la idea, proyecto o realidad y no con miedo, sino con seguridad, entonces el bucle creado tendrá resultados positivos.
Como todo lo creado se transforma, ya que es energía, este bucle también se transformará, llegará a cristalizarse a perpetuidad o bien se materializará dejando de tener sentido en el espacio Etéreo.
Bucles negativos
También llamados círculos viciosos, a cuanto más, más y a cuánto menos, menos. Suelen liberarse del subconsciente por miedos, traumas y carencias, formando un bucle muy peligroso que influirá muy negativamente en nuestra vida, volcándonos a vivir una realidad inexistente y evidentemente improductiva que puede derivar en obsesión e incluso posesión de nuestros sentidos y de nuestro Cuerpo Etéreo.
Estás "pescadillas que se comen la cola", retroalimentándose, en este caso negativamente, atraen a otras pescadillas que hacen lo mismo y cada vez la pescadilla es más grande y se convierte en pesadilla, una pesadilla que hay que transformar en serpiente positiva, que representa los eternos ciclos de la existencia, la ida y la vuelta, el alpha y el omega, el yin y el yan, en definitiva la vida y la muerte que dan resultado a la verdadera existencia.
La transformación
Así pues, es más recomendable crear serpientes que pescadillas, en el caso de la creación de estas últimas, como he dicho anteriormente, hay que proceder a una transformación de pescadilla a serpiente.
Primero hemos de ser conscientes de en qué bucles estamos, por ejemplo: cuánto más duermo, más sueño tengo o cuánto menos como, menos hambre tengo, estos ejemplos son bastante fáciles de solucionar, solo con cambiar de hábito tolerantemente quedaría arreglado. Pero hay otros más complicados con vicios y adicciones que crean mucho apego, en este caso hay que aceptar la adicción y luego trabajar para cortar el círculo.
Ahora imaginemos el siguiente bucle: he de tomar una decisión y mientras no la tomo sufro mucho, pensando en que si la tomo puedo sufrir más después de tomarla, así que sigo sin tomarla y sigo sufriendo.
Está claro que es un bucle de apego al sufrimiento. El círculo hay que cortarlo antes de que el sufrimiento acabe contigo, vivir el ahora, ahora sufro, ahora no quiero sufrir, ahora decido, ahora vivo la Post decisión, después de una decisión nunca puede haber sufrimiento, solo dolor y el dolor es pasajero, el sufrimiento es una droga, un apego.
Ahora imaginemos otro bucle más duro: cuando era muy jovencito y hasta los 16 años, mi padre me pegaba palizas por lo menos 1 o 2 veces por semana, a la que tuve la oportunidad me aparté de él, nunca le perdoné, aun vivo y revivo esas palizas y siento profundo odio hacia él, incluso ya después de muerto. Cada día de mi vida me acuerdo y siento ese dolor y me pregunto hasta cuándo esté sufrimiento.
Sobre este personaje se ejerce una complicada pescadilla de odio y de rencor, cuanto más me acuerdo de mi padre, más me duele y cuanto más me duele, más le odio y a más odio más sufrimiento. Solo hay un corte posible para transformar esta pescadilla en serpiente, ¡es el perdón!, su padre no sabía más, no era malo sino un gran ignorante, seguramente fue un Karma y el padre su verdugo ejecutor, solo perdonando al padre esta energía será absorbida por la serpiente transformadora de ciclos, creando un bucle positivo de amor y descargando al hijo de toda energía de rencor.
En resumen, es mejor no crear muchos bucles a nuestro alrededor y vivir al máximo el presente, y si los creamos, mejor que sean serpientes transformadoras de ciclos y energías que en un momento dado se puedan cristalizar. Mejor olvidarse de las pescadillas que se muerden la cola creyéndose ser sagradas serpientes.
¡Un saludo serpentino!
Sinoé Sácher.
Comentarios
Publicar un comentario