Desde la necesidad
"El cupón de la Once, la ilusión de todos los días".
Frases como está, cargada de marketing emocional y otras muy similares, han hecho y siguen haciendo mella en la parte más carente de nuestro ser, hacen que nos focalicemos en nuestras carencias y no en nuestras tenencias. Son auténticos anzuelos para que nos sintamos atrapados ahí, en la necesidad.
Y en el momento en que ya estamos en la necesidad es cuando, esperando que suceda algo, actuamos buscando "desesperadamente" esa cosa concreta que va a satisfacer dicha necesidad.
Este peligroso circuito energético da una información a nuestras células, que siendo mucho más inteligentes que nosotros, entenderán que esto es lo correcto. Y cuanta más información le demos a nuestro sistema celular, más se arraigará en el ADN ya que el sistema celular es un reflejo del Universo, lo toma todo en afirmativo y es el Micro universo.
Por lo tanto, esta esperanza que nace del deseo, de la necesidad infundada desde el exterior ya sea creada en nuestro presente o desde incluso otras reencarnaciones y que ha sido heredada en patrones de conducta, no es una esperanza muy recomendable y además nos mantiene en un estadio de parón evolutivo. Es por eso que "quién espera desespera".
Así pues, habría que ir analizando que necesidades tenemos, de donde provienen, si son infundadas y cómo podemos cambiar la información que tienen nuestras células para salir de ese estado de esperanza y necesidad, convirtiéndolo poco a poco en otro tipo de esperanza, la que radica en el Corazón.
Desde la plenitud del corazón
"La esperanza reside en los sueños, en la imaginación y el coraje de aquellos que se atreven a convertir sus sueños en realidad".
Jonas Salk.
Demos paso pues a este otro tipo de esperanza, mucho más dinámica y que fomenta la acción y la reacción, la que nos implica directamente con nuestro objetivo, la que al sentirla nos acerca a la meta y muy importante, la que no nos desespera.
Os pondré un ejemplo de este tipo de esperanza:
Soy un tipo que cada día cojo el bus para ir al trabajo, por eso cada día a la misma hora lo ESPERO en la parada, por lo tanto dependo del bus, de que venga a su hora, corriendo el riesgo de una demora por su parte, estoy en la dependencia, carezco de dominio, no domino lo que pueda ocurrir.
Tengo otra opción más segura, en vez de esperar al bus puedo ir a buscarle yo a él, ya sea no yendo tan justo a la parada o yendo directamente al origen de su ruta antes de que salga, en este caso aumenta mi dominio y empieza a ser el bus el que ME ESPERA A MI.
Pero aún hay una opción más segura y diría que la más segura, y es convertirme en el bus, es decir, en sentido figurado convertirme en mi objetivo.
Una vez convertido en mi objetivo, habré superado la esperanza.
Lo importante es conocer claramente el objetivo, luego desearlo con pasión, luego accionar los mecanismos para obtenerlo para pasar definitivamente a ser mi propio objetivo.
De esta manera ya no estoy en la esperanza, estoy en la acción y estando en la acción, con toda seguridad tarde o temprano habrá reacción y esa reacción será objetiva con toda seguridad.
No esperéis nada si no accionáis nada, las cosas no vienen hacia ti, eres tú que vas hacia las cosas.
¡De todo corazón espero abrazarnos muy pronto!
Sinoé Sácher
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