Apareció un día por casa
después de mucho tiempo sin verle, le encontré rejuvenecido, bastante más de lo
que me esperaba. - ¿Qué tal te va el trabajo? - le pregunté. -¡¡¡ Buaaahh!!!,
alucinante!!, estoy aprendiendo cosas a base de vivir las experiencias, sin
antes haber recibido una formación específica, suerte que al menos tenía
algunos conocimientos, todo un reto!!! - respondió con vivacidad.
Se dice que el saber no ocupa lugar, queriendo
decir que a cuanta más sabiduría mejor, no es para nada nocivo y además
curiosamente saber tiene la misma raíz que sabor (del latín sapere), con lo
cual, adquirir sabiduría implica aprender a base de la experiencia,
saboreándola al máximo, es decir, siendo consciente de ella, sólo así la
adquriremos y podremos decir: ¡esto si lo sé!
Otra cuestión no menos importante es el conocer,
que procediendo del latín (cognos), nos refiere al proceso cognitivo de recibir
información por cualquier vía, para luego razonarla, tratarla, organizarla,
etc. Así que, conocer sería el paso previo a saber, primero me instruyo
conociendo, luego pongo en práctica lo conocido y una vez vivida la
experiencia, puedo decir lo sé.
Vivimos en una sociedad en la que todos
conocemos mucho, y muchos sabemos poco, es decir, del 100% conocido el 10% es
sólo sabido. Esto ocurre por las ansias innatas de estar informados de todo en
todo momento, luego filtramos en nuestra mente subconsciente las informaciones
afines a nuestras pasiones o intereses, para ponerlas en práctica y
experimentar a través de la vía consciente, el resto de la información quedará
almacenada en el subconsciente por tiempo indefinido, siendo liberada, pero no
perdida, mediante los sueños.
Ahora mismo, ¿creéis que estáis leyendo?, la
respuesta es no. No necesitáis creer que estáis leyendo, debéis saber que
estáis leyendo, ya que os habéis zambullido en la lectura, solamente viviendo
los acontecimientos en toda su extensión y plenitud llegaréis a saberlo.
El conocimiento - parte sustantiva del conocer-
es la energía masculina del proceso, es la simiente portadora de vida.
La sabiduría - parte sustantiva del saber - es
la energía femenina, es la poseedora del útero donde va a yacer la simiente
(yacimiento) para su transformación. Por lo tanto no hay Sabiduría si no hay
transformación.
Es por eso que el Conocer es frío, es
contracción, está congelado en nuestra parte cognitiva, y el Saber es cálido
puesto que se asienta en el calor embrionario de la energía femenina.
Por decirlo de otra forma, no es una cuestión de
sexos ni géneros, en cada Ser Humano existe la energía femenina y la masculina,
esta última es la engendradora y la femenina la transformadora. Son energías
complementarias, es el Ying y el Yang, no puede existir una sin la otra, no
puede haber conocimiento si no es para engendrar vida a través de la sabiduría.
Querid@s amig@s, el lugar que ocupa el Saber es
la propia Vida.
‘Un sabido saludo!
Sinoé Sácher
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