Como ya he dicho en escritos anteriores, es un buen momento para el repliegue personal, la reflexión y el replanteamiento de muchas cuestiones, podríamos compararlo con un retiro, en este caso domiciliario.
Dentro de la amplia gama de cultivos que nos ofrece este confinamiento, hay uno que merece soberanamente nuestra atención, pues nos puede enriquecer muchísimo, se trata de Observar.
Ob (prefijo que atiende a oposición o a enfrentamiento).
Servar (servar-e, latín, que significa guardar).
Por lo tanto, observar es mirar con atención focalizada, con el objetivo de guardar en nuestro almacén interno la información que se requiera.
Observar, como detallo anteriormente, no es simplemente echar un ojo, o dar una simple ojeada al entorno, es fijar la atención de una manera NO CRÍTICA al objetivo en cuestión.
Me explico, deberíamos de ser capaces de contemplar y observar lo que fuere sin mancharlo de crítica ni constructiva ni al contrario, sin poner la mente en lo observado, solo poniendo el Corazón.
Esta es la única forma de observar, con la pureza del Amor, si lo hacemos siempre así, lo observado siempre retornará a nuestro haber de una manera absolutamente nítida y pura.
De no hacerlo así, al imponer nuestra crítica u opinión sobre lo que se observa, estaríamos envolviendo de energía crítica y por lo tanto relativa y no plena, al sujeto observado, que al volver a nuestros campos energéticos personales, volvería corrompido y alterado, en consecuencia nuestra observación no sería correcta.
Es decir, cuando observamos se desprende desde nuestro Tercer Ojo una energía hacia lo observado que lo llena totalmente y que al topar hace que retorne a nuestro Ser para ser guardada.
Entonces la pregunta podría ser: ¿para qué voy a observar si no voy a juzgar ni criticar lo que observo?, ¿de qué sirve?
La respuesta es muy clara.
La observación tiene 3 objetivos muy claros:
1- vivir con plenitud el propio proceso de la observación reportándonos confort.
2- conocer lo observado aceptándolo tal y como es.
3- Aislar de nosotros toda crítica hacia nuestro entorno, conservando nuestra energía para el momento de la acción.
Para que podáis vivir la observación, os propongo un ejercicio que podéis hacerlo en casa.
Antes de nada, sentaros cómodamente en una silla de vuestro comedor o salón, siempre tocando los pies en el suelo, espalda recta y proceder a relajaros haciendo 3 respiraciones profundas para luego lentificar la respiración.
A los 5 o 7 minutos de disfrutar de vuestra respiración, levantaos lentamente abriendo los ojos y permitid que vuestro Ser os indique hacia donde andar, andaréis lentamente hacia un punto de vuestro entorno, quizás hacia un objeto, quizás un punto en la pared o techo.
Id hacia él y cuando estéis frente al punto, simplemente observad tal y cómo os he explicado antes. Luego volved a vuestra silla de origen y seguid relajados con ojos cerrados 5 minutos más.
Ya me contaréis y os contareis a vosotros mismos lo que habéis sacado de esta simple pero maravillosa experiencia.
¡Recibid un abrazo observador!!!
Sinoé Sácher
Comentarios
Publicar un comentario