"Buenos días, abrid
el libro por la página 64, Srta. Martín lea usted hasta el primer punto y aparte,
gracias".
¿Recordáis cuántas veces habéis vivido esta escena o una
similar en vuestras escuelas?, seguro que muchas. Han habido Maestros y
Maestras, espero y deseo que en la actualidad queden pocos o ninguno, que
entraban en la clase, ordenaban abrir el libro de texto de la materia en
cuestión por la página que tocará y se procedía a leer la lección o tema, por
trozos entre todos los alumnos de clase. Rara vez se nos preguntaba si teníamos
claro lo que habíamos leído, o si teníamos alguna duda, otras veces informábamos
sin vergüenza que no habíamos entendido nada, a ver si nos lo podía explicar el
Maestro/a, respondiendo en la mayoría de los casos, que quién no lo haya
entendido, que se lo vuelva a leer. Y fin de la clase.
En mi caso, esto solía pasar en materias como historia,
geografía, física y química, en otras como música, lengua y literatura no
ocurría y especialmente en matemáticas las clases eran completamente diferentes
en estilo al resto de asignaturas, fue a raíz de este anti convencional estilo
de transmitir una materia, que descubrí al verdadero Maestro y al verdadero
Alumno.
El verdadero Maestro no es el que enseña lo que sabe, sino el
que sabe extraer y exprimir lo mejor de su alumno, a través de su capacidad de
transmisión y sabiendo captar su máxima atención e interés, enamorando al
alumno de la materia que se esté estudiando, haciéndole sentir uno con el tema
que tengan entre manos. Sólo así, el auténtico Maestro encontrará al auténtico
Alumno, este último saldrá tan satisfecho de la clase, que le habrá parecido
corta y estará embelesado con la materia y con su Maestro.
El verdadero Maestro es el que siente pasión por su cometido
y esa pasión debe ser recogida por el alumno, que al contagiarse de la misma,
aumenta su interés en aprender cada vez más. Se establece un círculo energético
entre quién enseña y quién recibe la enseñanza, que debe ser sagrado, ya que
son dos puntos de nivel evolutivo sobre el mismo conocimiento, entendiendo que
todos somos Maestros y Alumnos a la vez.
De esta forma, el Alumno también aprenderá de su Maestro la
Maestría y podrá aplicarla del mismo modo a sus Alumnos al mismo tiempo, así
entramos en la rueda del Dar y Recibir, un maravilloso círculo de energía que
transmite y transforma evolutivamente el saber y el conocer.
Se dice que nadie nace
enseñado, es cierto, pero si tienes un buen Maestro, sabrá enseñarte como
recordar lo que ya sabe tu Alma a través de su existencia. Lo hará conectando
de Alma a Alma para averiguar su sensibilidad y su madurez, saber qué
intensidad y exigencia puede objetar y sobre todo saber de sus puntos débiles.
También es dicho que cuando el Alumno está preparado, aparece
el Maestro, cierto es que cuando alguien toma interés en algún tema, ese mismo
interés atrae a la persona que le va a dar la información adecuada. A su vez
podemos interpretar este fenómeno desde otro punto de vista; cuando estás
preparado para que te provoquen y no caer en la provocación, aparece el
provocador y te pone a prueba, dicho provocador es en ese momento tu Maestro y
muy probablemente ni tu (alumno) ni él (maestro) seáis conscientes de ello.
Para finalizar, quiero agradecer a todos mis verdaderos
Maestros/as lo que me han enseñado y me siguen enseñando, nunca se deja de
aprender, también a los que en aquel momento no vi como auténticos Maestros por
qué su estilo no me atraía, ahora sé que igualmente fueron verdaderos, ya que,
poco o mucho, algo despertaron en mí.
!Recibid un magistral saludo!
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